La marca Krayon trasciende el virtuosismo técnico para ofrecer una visión práctica y emocional del tiempo: verlo todo sin prisa, anticipar sin ansiedad, disfrutar de un reloj que te acompaña con la seguridad de su precisión y su belleza ¿Quieres conocer de cerca la excelencia en relojería? Una marca exclusiva de Joyería Peyrelongue Chronos.
Tuve la oportunidad de entrevistar a Rémi Maillat, CEO de Krayon, al ser parte de su pasión por los guardatiempos pensé: “Hay relojeros que fabrican relojes… y hay otros que fabrican sentido, que encuentran una vía de manifestación artística en objetos de poco más de 40mm”.

En el silencioso taller de Neuchâtel, junto al lago donde el aire parece detenerse antes de rozar las montañas, Rémi Maillat dibuja líneas con un lápiz. No hay pantallas ni simulaciones digitales. Solo grafito, papel y pensamiento.
Así nacen los relojes de Krayon, una de las maisons independientes más poéticas y fascinantes de la relojería contemporánea.

“Todo comienza con un trazo”, dice Maillat. “Antes de construir un movimiento, lo imagino. El lápiz es la primera herramienta del relojero, el primer eslabón entre la idea y la materia.”
Ese principio revela la esencia de Krayon, cuyo nombre proviene del francés crayon, lápiz. Porque, en su filosofía, cada complicación debe ser un dibujo del tiempo.

El amanecer que cambió todo
La historia de Krayon no nació en un laboratorio ni en una oficina de diseño, sino frente al mar.Una madrugada, mientras Rémi y su esposa esperaban la salida del sol después de una inmersión, el horizonte comenzó a teñirse de oro.
“Imaginé un reloj que pudiera decirme, en cualquier lugar del mundo, la hora exacta del amanecer y del atardecer”, recuerda.
Aquella idea tardó diez años en materializarse. El resultado fue el Krayon Everywhere, una complicación inédita que revolucionó la manera de entender la relojería.
Su calibre USS, Universal Sunrise Sunset— no mide el tiempo: lo traduce en luz
Calcula el instante preciso en que el sol aparece o desaparece, en cualquier punto del planeta. Lo hace con la precisión de una calculadora astronómica y la delicadeza de una pieza de arte mecánico.
El Everywhere no es solo una hazaña técnica; es una metáfora del alma humana. Pongámonos románticos, nos recuerda que todos, de alguna manera, buscamos nuestro propio amanecer.
Aquí encuentras la complejidad de lo simple
A primera vista, los relojes Krayon parecen sencillos. Líneas puras, equilibrio, serenidad. No te dejes engañar, en esas cajas se guardan mecanismo complejos, más de 430 componentes ensamblados y ajustados a mano.
“Lo simple solo se alcanza cuando se domina lo complejo”, afirma Maillat.
En su taller, cada relojero se encarga de su propio movimiento, desde la platina hasta el ajuste final. No hay producción en serie ni piezas impersonales. Cada reloj es una obra completa, un diálogo entre el creador y el tiempo. Menos de 50 relojes al año nacen en los talleres de Krayon, ¿es necesario describir lo que es exclusividad y arte en relojería? De Krayon emerge una devoción casi monástica.
“Ser independiente no es fácil, sin embargo, la independencia me da libertad. Puedo construir relojes que realmente expresen quién soy”
¿Qué hay del modelo Anywhere?
Después del Everywhere, Krayon presentó el Anywhere, una nueva interpretación del amanecer y el atardecer. Esta vez, el reloj ya no mira al mundo entero, sino al lugar más íntimo de quien lo porta.

Anywhere permite ajustar la ubicación específica del usuario, calculando los momentos exactos en que el sol aparece y desaparece en su propio horizonte.
“El tiempo es personal. Cada quien tiene su ritmo, su geografía interior. Anywhere conecta la mecánica con la emoción”

Anyday: la vida como calendario
El más reciente capítulo de la maison es el Anyday, una complicación que reinterpreta la función del calendario con una mirada moderna. Su carátula muestra un mes completo -cinco semanas de un vistazo- , permitiendo visualizar el tiempo como una página abierta.
No es un calendario perpetuo, sino una herramienta poética para organizar la vida.

“Anyday es un reflejo de nuestra era, queremos control, pero también claridad. Queremos dominar el tiempo sin perder serenidad”
México: un espejo de pasión
Cuando Rémi Maillat visitó México por primera vez, quedó conmovido por la pasión local. “Los coleccionistas mexicanos tienen una sensibilidad única”, comenta. “No solo aprecian la belleza de un reloj; entienden su alma.”
Esa conexión emocional podría inspirar futuras colaboraciones o ediciones especiales pensadas para este público que combina conocimiento técnico con gusto estético.
México, con su luz cambiante, su cultura que celebra el tiempo y su amor por los oficios artesanales, parece el escenario natural para una maison que une precisión y poesía.
¿Y si detenemos el tiempo?
En un mundo que avanza a la velocidad de la inmediatez, Krayon propone una pausa, un recordatorio de que el lujo auténtico no está en la acumulación, sino en la contemplación.
“El lujo es tiempo, es tener el privilegio de detenerse y mirar cómo un movimiento respira. Cada tic-tac representa horas de trabajo, de amor, de fe en lo invisible”
Desde su edificio histórico junto al lago de Neuchâtel, Maillat y su pequeño equipo desafían la lógica industrial. Lo suyo no es fabricar relojes, sino darle sentido al tiempo.
Sin duda, Krayon se ha convertido en una de las voces más sinceras y conmovedoras de la alta relojería independiente. Sin pretender una producción de ni siquiera tres dígitos enamora por su concepción del tiempo y como lo aterriza, como lo hace sentir.
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