Las horas giran a la par que las notas musicales. Tanto la relojería como la música son arte, un extraño espíritu fluye entre dos mundos -aparentemente- diferentes. Corum y Paiste hacen sonar los platillos con un reloj en dónde destaca una carátula con una versión pequeña de un platillo de batería. Al igual que los platillos de Paiste, el acabado de cada carátula se hace a mano, por lo que cada reloj es único e inugualable.
Los estándares de calidad que manejan ambas marcas permitieron esta interesante alianza. El revestimiento de la caja, completamente negro, es buena referencia de uno de los más famosos estilos de música a los que Paiste ha servido desde hace más de 40 años: ¡el rock!