No creo que una persona decida una compra de ciertos relojes por ver a la imagen de la marca que los porta. Sin embargo, existen ciertas alianzas con embajadores en dónde el objetivo es transmitir los valores de la marca. Durante mucho tiempo esta tarea estuvo encomendada a celebrities o personalidades en el mundo del espectáculo, hoy las cosas han cambiado y podemos encontrar a gente del mundo deportivo como Rafael Nadal, o algunas personas relacionadas con el arte.
Existe un componente ligado a la emoción por el lujo que es tan intangible como necesario, una clave para hacer sentir al consumidor como rey, digno de la exclusividad. Eso se logra con estrategias de branding bien planeadas.
Dentro del sector relojero se compite por contratar a los rostros o personalidades más cotizadas, empatarlas con el mensaje que quieran transmitir y lograr una buena sinergia con el producto. ¿Quién no recuerda a Cindy Crawford cuando fue embajadora de Omega? Sin duda, una de las asociaciones con más impacto ¿Y qué me dices de Steve McQueen, Leonardo DiCaprio o Brad Pitt para TAG Heuer? Modelos como el Constellation o Monaco se convirtieron en íconos de las marcas.
“Ellos” son claves, el eje principal para diferenciar a una marca de la otra. En resumen, cuando se utilizan los rostros adecuados, el resultado se refleja en ventas y lealtad del consumidor, además de que establece ciertos parámetros de un estilo de vida, estatus e incluso clase social.