Rolex, ¿cuántas veces ha pasado por nuestra cabeza si pensamos en relojes de alta gama? Muchas. El trabajo que ha hecho la marca es de reconocerse, pese a lo herméticos que pudieran parecer entorno a muchos temas, la marca suiza permanece en el gusto y reconocimiento a nivel mundial, eso no es una casualidad, es el fruto de calidad y estrategias claras en producto y en comunicación.
Desde 1905 hace feliz a muchos, obvio su éxito no data desde esa fecha. Después de la crisis del cuarzo a finales de los 70 es cuando se convierte en un hit y en el favorito de la gente con mayor poder adquisitivo, los yuppies eran los mejores clientes. Obviamente la demanda permitió incrementar sus precios. En diez años el modelo DateJust pasó de $900 a $2,350 dólares. Y así fue como tomó su vuelo la marca que fabrica alrededor de un millón de piezas por año.
El espíritu de Hans Wilsdorf se impregna a cada innovación. Un alemán que empezó a soñar con relojes que pudieran llevarse en la muñeca y no en el bolsillo y crea Rolex, ¿origen del nombre? Fácil en todos los idiomas y permitía estética en las carátulas.
¿Conoces el modelo Oyster? Sin duda, un emblemático de la marca. En 1926 vio la luz el reloj a prueba de polvo y agua que garantizaba la hermeticidad del reloj, para prueba basta un botón, con el fin de hacer una demostración de lo que era capaz de resistir este reloj, se sometió a una prueba con ayuda de la nadadora Mercedes Gleitze, cruzar el Canal de la Mancha. Cinco años más tarde, presumía un movimiento de cuerda automática.
Rolex vale por lo que hace, se concentra en la calidad de sus movimientos y siempre está en la búsqueda de la precisión. Sin embargo, en este tema compite con varias marcas que no tienen el mismo reconocimiento pero si son de alto nivel en desarrollo e investigación.