Cuando vi por primera vez el modelo Bubble de Corum fue en el 2004, tenía 25 niveles abajo de conocimientos básicos en relojería. De las manos de Severin Wunderman ver ese reloj era simplemente un colapso emocional, no sabías si prestarle atención a las colecciones o la enigmática personalidad del dueño de la marca en aquel entonces. Era un reloj grande, vigoroso y diferente a lo que había visto en BaselWorld, 44 mm de diámetro era muy robusto de acuerdo a las tendencias de ese año. Quizá en ese momento no había entendido el posible potencial que pudiera tener este modelo, después pensaba que era un creativo capricho del Sr. Wunderman, sus ediciones limitadas que de ahí se desprendían eran obras de arte, no sé si fáciles de llevar, pero interesantes sobre la muñeca.
Este año renace este modelo -que por muchos tiempo desapareció de las colecciones de Corum- con un debut bastante interesante. Son dos ediciones especiales decoradas por Pedro Friedeberg, en las cuáles tendríamos que resaltar dos cosas, la primera es el enfoque de que la exclusividad no está peleada con un precio accesible y la segunda es que son piezas que habrá que entender, no es para grandes masas. Es, un reloj que requiere de un tratamiento aparte de las colecciones de Corum como Admiral´s Cup o Golden Bridge. El Bubble es, la parte divertida y creativa de la marca.
¡Ha vuelto! Y es momento de prestarle atención a este modelo. Un reloj imponente si tomamos en cuenta que tiene 47 mm de diámetro de caja y 18.8 milímetros de altura con cristal incluido. Parecería que es imposible de usar, pero no es así, es bastante ergonómico gracias a la compensación en sus asas cortas y con ligera curva.
El Bubble forma parte de la colección Heritage de Corum junto con otros relojes emblemáticos, como el ultrafino reloj Moneda.