Una de las cosas que valoro de los relojes hechos con cerámica es su eterna apariencia de nuevos, esto se debe a las características que ofrece este material valorado por su resistencia y ligereza, lo que se traduce en comodidad al llevarlo.
Claramente existe un nivel de calidad en la cerámica, la marca pionera en la fabricación y tecnología es Rado, han logrado colores de cerámica excepcionales, uno de los ejemplo más claros es el blanco, su color no es tan traslúcido como el de la mayoría de las marcas (sin importar de qué segmento estamos hablando), cuenta con experiencia en este rubro desde 1986 y no ha parado en innovar, claro que esta calidad también tiene un costo elevado.
El proceso es muy interesante, partimos de polvo hasta verlo convertido en un bloque que dará forma a un reloj versátil y resistente, con acabado brillante o mate. El procedimiento de Rado es el siguiente: los relojes en cerámica de plasma (en color blanco) son sometidos a un proceso de composición molecular, pues su superficie se altera con gases activados por una descarga a 20,000 ºC dentro de un horno especial.
Durante este tratamiento de carbocementación la cerámica alcanza una temperatura de 900 ºC, lo que permite un cambio en las moléculas y el color blanco de origen se transforma a un tono gris platinado o mate que no se borrará con el tiempo y conservará su resistencia ante ralladuras.
La alta tecnología del plasma es 100% cerámica blanca y negra, es posible modificar la apariencia de su materia prima, y conservar su estructura. Desde el centro de la cerámica blanca o negra van a emerger los nuevos tonos, mientras que también se van a conservar su mismas propiedades de origen, tales como dureza, resistencia, ligereza y propiedades hipoalergénicas, así como adaptarse a la temperatura corporal.